Mucho antes de las fronteras modernas, la región de los Everglades fue el hogar de pueblos indígenas como los calusa, los tequesta y, más tarde, los seminola. Estas culturas se adaptaron al entorno de los humedales, viajando en piragua, recolectando pescado y marisco y construyendo montículos de conchas que aún existen. Su profunda conexión con el agua definía su modo de vida.